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Lanzan una campaña con foco en los cuidados de la salud
mental
• Con girasoles y la apelación de un ‘Septiembre
Amarillo’, la Fundación INECO promueve acciones de
concientización durante este mes para prevenir y tratar
aquellas condiciones de salud mental que pueden
incrementar el riesgo de que un individuo quiera
quitarse la vida.
• En la Argentina, 1 de cada 4 personas padecerá un
trastorno mental en algún momento de su vida[1]. Según
cifras del Ministerio de Salud de la Nación, mueren por
año más de 3.300 argentinos por suicidio (9 por día) y
el 50% del citado número correspondió a jóvenes de entre
10 y 34 años[2].
Con la mira puesta en la prevención y el tratamiento de
los cuadros de depresión, desde la Fundación INECO
hicieron un llamado a la población a reconocer a tiempo
estas condiciones y acompañar al individuo a buscar
ayuda profesional para evitar que el cuadro avance y
pueda complicarse.
La iniciativa forma parte de una campaña de
concientización que está llevando a cabo la fundación
con el apoyo de la División Upjohn del laboratorio
Pfizer, en el marco del Mes de Prevención del Suicidio,
que se estableció en septiembre y más específicamente
por el Día Mundial de Prevención del Suicidio,
instaurado el 10 de septiembre por la Organización
Mundial de la Salud (OMS).[3]
Bajo el nombre de ‘Buscá el Sol, Depresión sin estigma’,
la movida, que también tiene lugar en otros países de la
región, se suma al movimiento mundial ‘Septiembre
Amarillo’ con el objetivo de dar más visibilidad a los
trastornos mentales y a la prevención del suicidio.
Parte de la imagen de girasoles amarillos, tomados de
los 3 cuadros ‘Los Girasoles’ de Vincent Van Gogh, en
referencia a la enfermedad mental del pintor y como
símbolo también de una flor que, de joven, gira hacia el
sol cada mañana incluso en los días nublados, siempre
buscando la luz que le da vida.
Con el hashtag #DepresionSinEstigma, se busca en redes
sociales promover una mayor concientización durante todo
este mes y se invita a la población a tomar a la
depresión como una enfermedad que puede y debe ser
diagnosticada y a tratar de evitar que trastornos
mentales de este tipo evolucionen a casos extremos como
el suicidio.
“Si bien acciones de este tipo son siempre oportunas, la
actual situación de cuarentena instaurada para evitar la
propagación del coronavirus SARS-Cov-2 y la enfermedad
que produce, el Covid-19, ha puesto en primer plano los
trastornos emocionales como la depresión, propiciada por
el distanciamiento y las situaciones de soledad. Si bien
es un escenario que nos atañe a todos, son los jóvenes,
por su gran necesidad de contactos sociales, los más
afectados, especialmente un grupo que representa entre
el 8 y el 15 por ciento que son más vulnerables y que
requieren de una mayor atención por parte de la familia,
las organizaciones y la comunidad en general”, refirió
la Dra. Teresa Torralva, Presidenta de la Fundación
INECO.
Algunos síntomas a los que se debe estar alerta –explicó
la especialista- son ánimo decaído, tristeza,
desesperanza, cambios en la alimentación (generalmente
inapetencia), alteraciones del sueño, dificultades para
concentrarse, falta de energía, y pensamientos negativos
recurrentes, entre otros. Destacando además que lo
importante es analizar la intensidad y la duración de
los mismos, ya que a mayor intensidad y por más tiempo,
es superior el impacto en la vida diaria, con afectación
en el rendimiento académico, laboral y de relaciones
familiares y sociales del joven. “Es importante
considerar que algunos jóvenes pueden requerir de un
tratamiento psicológico del tipo cognitivo/conductual o
incluso del tratamiento médico para la depresión”,
afirmó.
“Es importante diferenciar situaciones en las que una
persona puede estar ansiosa o deprimida, por problemas
en su trabajo, estudio o familia, entre otros, y la
depresión como enfermedad, que es una condición
sumamente invalidante con pérdidas no solo de
productividad en el sentido estrictamente laboral, sino
con una merma considerable en el cumplimiento de las
actividades sociales del individuo a causa de su
condición”, explicó el Dr. Marcelo Cetkovich, Jefe de
Psiquiatría de INECO.
“Deprimirse es parte de las condiciones de la vida. Un
porcentaje expresa una respuesta normal y esperable,
pero otro porcentaje muestra componentes biológicos y
psicológicos, con formas de reacción patológicas. Estos
últimos merecen toda nuestra atención y debemos estar
alertas para acompañarlos y transitar un proceso que les
permita entender que necesitan contención médica o
psicológica”, completó el especialista.
Un estudio epidemiológico en Salud Mental llevado a cabo
en Argentina por los Dres. Juan Carlos Stagnaro, Alfredo
Cía y otros1 en 2018 sobre 3.927 personas mayores de 18
años de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza,
Tucumán, Salta, Corrientes, Resistencia y Neuquén reveló
una prevalencia de trastornos mentales del 29,1%, que,
proyectada a los 75 años de edad, ascendía al 37,1%.
“Esto significa que al menos 1 de cada 4 argentinos va a
padecer un trastorno mental en algún momento de su
vida”, consignó el Dr. Cetkovich.
El trabajo observó la presencia de ‘trastorno depresivo
mayor’ (8,7%), ’trastorno por abuso de alcohol’ (8,1%) y
de ‘fobia específica’ (6,8%). En total, los trastornos
de ansiedad fueron el grupo de mayor prevalencia
(16,4%), seguidos por los trastornos del estado de ánimo
(12,3%), los trastornos por sustancias (10,4%), y los
trastornos del control de impulsos (2,5%).1
Según la OMS, los trastornos mentales (especialmente la
depresión y los trastornos por consumo de alcohol) son
un importante factor de riesgo de suicidio en Europa y
América del Norte, y reconoce al suicidio como ‘un
problema complejo, en el que intervienen factores
psicológicos, sociales, biológicos, culturales y
ambientales’.3
Si bien tradicionalmente las mayores tasas de suicidio
se han registrado entre los varones de edad avanzada, en
los últimos años ha crecido la incidencia de suicidio en
personas jóvenes. En la Argentina, según cifras del
Informe de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud
de la Nación correspondientes al año 2018, murieron
3.322 argentinos por suicidio (9 por día) y el 50%
correspondió a jóvenes de entre 10 y 34 años.2
De acuerdo con las estadísticas de la propia OMS, el
suicidio es una de las tres primeras causas de defunción
entre las personas de 15 a 44 años en algunos países y
la segunda causa en el grupo de 10 a 24 años; estas
cifras no incluyen las tentativas de suicidio, que son
hasta 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio
consumado. Según los registros de dicha institución,
cada año en el mundo se suicidan casi un millón de
personas, lo que supone una tasa de mortalidad global de
16 por 100.000, o una muerte cada 40 segundos. 3
Como intervenciones eficaces para prevenir el suicidio,
desde la OMS recomiendan la restricción del acceso a
métodos comunes, como armas de fuego y sustancias
tóxicas como plaguicidas, y -por supuesto- adoptar
enfoques multisectoriales con muchos niveles de
intervención y actividades. A tal efecto, incluyen la
prevención y el tratamiento adecuados de la depresión y
del abuso de alcohol y de sustancias adictivas, al igual
que el contacto de seguimiento con quienes han intentado
suicidarse.3
Para el Dr. Cetkovich, “el suicidio es una de las
principales causas de muerte evitables en la población
joven: en el 95% de los casos se trata de trastornos
mentales prevenibles y tratables, fundamentalmente
originados en la depresión. Ante la sospecha de un
cuadro de depresión que se manifiesta cuando la persona
no está bien, ante todo, los allegados deben tratar de
no juzgar ni interpretar, sino promover espacios de
diálogo sin miedo a hablar del tema, acompañar al
individuo, que no se sienta solo, y consensuar con él la
importancia de buscar ayuda profesional”.
“Afortunadamente, hoy se cuenta con medicamentos seguros
y eficaces cuya función no es tapar los síntomas, sino
que ayudan al paciente a recuperarse, siempre bajo la
prescripción y seguimiento a cargo del especialista”,
insistió Cetkovich.
Desde la Fundación INECO, aprovechando el Mes Mundial de
Prevención del Suicidio, insisten en crear conciencia
sobre que el suicidio se puede prevenir, consignando la
importancia de sospechar el cuadro y de llevar adelante
las medidas necesarias para proveer al paciente del
tratamiento correspondiente.
Entre otras recomendaciones, los especialistas ponen
énfasis en que hablar del suicidio no inducirá a una
persona a quitarse la vida, entender que el suicidio no
es una elección ni una expresión de libre albedrío,
estar atentos a trastornos mentales -como la depresión-
que pueden funcionar como desencadenantes de la
conducta, no juzgar a la persona y no subestimar los
avisos que suele dar, mucho menos aún en los casos de
tentativas de suicidio.
“Generalmente, lograr que el individuo acepte buscar
ayuda forma parte de un proceso, en el que se lo debe
acompañar, no imponer, que se dé cuenta solo, que
finalmente asuma que lo hace por su propia decisión o al
menos que es el resultante de una decisión consensuada”,
concluyó la Dra. Torralva.
Además de las comunicaciones en redes sociales, la
campaña ‘Septiembre Amarillo’ cuenta con un video
manifiesto que se encuentra subido en el canal ofician
de YouTube de la Fundación INECO:
https://youtu.be/3IxtXy3duM0. |